Liderazgo personal, liderazgo compartido. Discurso de Graduación. MBA. Francisco Sanánez

26 de Febrero de 2010
· Distinguidos invitados, graduandos y sus familias
· Miembros del consejo directivo del IESA que nos acompañan
· Padre Luis Ugalde – Rector de la Universidad Católica Andrés Bello y Orador de Orden de este acto
· Colegas, profesores y amigos
Es un placer y un honor estar con ustedes aquí esta noche para dar una merecida y sentida felicitación a los graduandos de la Maestría en Administración del IESA.  Quiero extender un reconocimiento muy especial a quienes los acompañaron durante esta fase tan importante de sus vidas –  a sus padres, esposas y esposos, novias y novios, hijos y amigos – porque entendieron sus ausencias y también hicieron posible lo que ustedes están logrando hoy.  Felicitaciones a todos ustedes.
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      Hacia principios de esta década, en el año 2001, el mundo de los negocios fue sacudido con el más grande caso de fraude financiero hasta ahora conocido.  Enron, la compañía que por seis años había ganado el premio Forbes a la empresa más innovadora de los Estados Unidos, caía en la bancarrota más  grande de la historia, en medio de un escándalo que arrastró también a su firma de auditores, Arthur Andersen.  Jeff Skilling, su ex Presidente Ejecutivo, se encuentra  en prisión  sirviendo una condena de 24 años por cargos de conspiración, fraude, falso testimonio e “inside trading”.
     En la resaca moral que siguió al escándalo, Bill George, Presidente Ejecutivo de Medtronic – una compañía líder en tecnología médica y una de las más admiradas y centradas en valores del mundo – escribió un libro titulado Liderazgo Auténtico.  En la introducción, George inicia el libro con las siguientes palabras:
     “Gracias Enron, gracias Arthur Andersen.  La profundidad de su mala conducta nos ha sacudido y nos ha despertado a la realidad de que el mundo de los negocios iba por mal camino, adorando a los ídolos equivocados, y encaminado a su auto destrucción.  Como la proverbial rana que muere cuando la temperatura de la olla es aumentada gradualmente, pero salta fuera del agua cuando es lanzada de repente en el agua hirviente, necesitábamos este tipo de terapia de choque para darnos cuenta que algo estaba gravemente faltando en nuestras corporaciones.  ¿Qué está faltando? Liderazgo auténtico.”   FIN DE LA CITA
     
      A veces se necesita una terapia de choque para darnos cuenta de lo mal que andábamos. Hace dos años, nos correspondió a la Profesora María Helena Jaén y a mi representar al IESA en la reunión anual de EFMD, la Fundación Europea para el Desarrollo de la Gerencia, que administra – entre otras cosas – el sistema de acreditación EQUIS al que el IESA se hizo acreedor en el año 2008.  El orador central del evento fue Peter Lorange, ex Decano de la escuela de negocio suiza IMD y reconocido por transformar profundamente a esa escuela.  Ante la pregunta de cómo operar una transformación profunda en un mundo tan resistente al cambio como el académico, Lorange sonrió y dijo: “Excelente pregunta…requiere una crisis”.
     Pues sí, a veces necesitamos una terapia de choque, una crisis… tocar fondo para darnos cuenta de lo mal que andábamos. Y de crisis sabemos en Venezuela.  Crisis hemos tenido en la Venezuela de los últimos treinta años.  Pero, ¿hemos aprovechado  la oportunidad en cada una de ellas? ¿Seremos capaces de convertir en oportunidad esta última madre de todas las crisis  en que nos encontramos sumidos en esta primera década del milenio?
      Seguramente hay muchas lecciones que sacar y oportunidades que aprovechar de esta crisis.  De esta crisis de ya treinta años, y de la cual los últimos diez no son más que el desenlace.  Quiero destacar hoy sólo una: la enorme oportunidad que tenemos de responder a esta crisis con  la misma  respuesta de Bill George ante el caso Enron: Necesitamos liderazgo auténtico.
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     Nos honra hoy en el presidium de este acto de graduación un gran venezolano venido de otras tierras. Honra al IESA y a este acto de graduación la presencia entre nosotros del Padre Luis Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, como Orador de Orden de este acto.
Bienvenido nuevamente al IESA, Padre Ugalde.
     El Padre Ugalde es una figura singular en la Venezuela contemporánea. Nació en Vergara, España – en el país Vasco – el 22 de diciembre de 1938 y vino a Venezuela en 1957. En octubre de 2006, contestaba de la siguiente manera a la periodista Milagros Socorro en una entrevista. La pregunta era “¿cómo sabe usted que es venezolano?”. Y respondía el Padre Ugalde:
     “Cuando se llega al último rincón de mi interioridad, se me sale el vasco y me doy cuenta de que soy distinto a los venezolanos, que tienen otra sensibilidad. Pero  ¿cuáles son las cosas que a mí me quitan el sueño?... todas son venezolanas. ¿Qué historia conozco y me concierne? La de Venezuela. A mí me tiene sin cuidado la política española mientras que la de Venezuela me interesa muchísimo; aquí es donde nosotros tenemos que ver cómo hacemos un país con oportunidades para todos, partiendo de la convicción de que tenemos el talento y los recursos para producir la riqueza.”
Defensor de la democracia, de la institucionalidad, de los valores. Maestro en el Colegio San Ignacio en los 60, Provincial de los Jesuitas por seis años, Rector de la Universidad Católica Andrés Bello desde 1990. Psicólogo, sociólogo, teólogo e historiador. Recio, directo y prudente a la vez. Sus obras de historia, sus cientos de artículos en la prensa nacional y los seminales proyectos de investigación bajo su liderazgo han dejado honda huella en nuestra sociedad. Líder, líder auténtico.
     Por sobretodo, Ugalde es educador. Tenemos hoy entre los graduandos a 22 egresados de la Universidad Católica Andrés Bello. Y unos cuantos más en esta sala, incluyendo a numerosos miembros de nuestro Consejo Directivo y del Profesorado… y seguramente numerosos padres y familiares.
     Entre las filas de profesores del IESA, de 50 profesores a tiempo completo 21 son egresados de la UCAB. Muchos de ellos dan clases o han dado clases  en esa casa de estudios.
Y el Padre Ugalde ha ejercido su rol de educador no sólo con los alumnos del Colegio San Ignacio o la Universidad Católica o en el Parque Social Padre Manuel Aguirre o en el sector La Pradera de La Vega. El Padre Ugalde ha ejercido su rol de educador con todos nosotros, con Venezuela en general.
¿Y de qué nos ha hablado Ugalde? Una mirada transversal a su producción intelectual, a sus artículos, a sus discursos nos revela al hombre multidisciplinario. Luis Ugalde nos ha hablado de valores, de democracia, de política, de responsabilidad, de historia. Nos ha hablado también de puntualidad, de producción, de trabajo y de frugalidad. Nos ha hablado de pobreza y asomado el camino hacia cómo salir de ella.
    Por sobretodo, pienso que Luis Ugalde – más que de cualquier otra tema – nos ha venido hablando de tres cosas. Nos ha hablado de lo social, nos ha hablado de lo educativo, y nos ha hablado de lo productivo. En una gran suma, los resultados de la más reciente fase del Proyecto Pobreza de la Universidad Católica apuntan en una dirección que debe, como contestaba él a Milagros Socorro en el 2006, quitarnos el sueño: el empleo productivo.
     En su mirada aguda, multifacética, formada, Ugalde nos presenta en la suma de sus escritos un diagnóstico diáfano del país. La investigación de la Universidad Católica, muy en particular su estudio sobre la Pobreza, ha arrojado luces imprescindibles sobre “el problema de Venezuela”.
Un diagnóstico que, en sus propias palabras, está claro desde hace mucho tiempo. Venezuela es un país sobre diagnosticado, nos dice él mismo en un artículo publicado en El Nacional en Agosto de 1991. El país necesita menos diagnóstico – los tenemos todos – y más ejecución.
¿Y cuál es el diagnóstico de Venezuela? En respeto a esa opinión del Padre Ugalde de que el país está sobre diagnosticado – que compartimos – resumamos en cinco puntos lo que ha sido dicho por él y muchos investigadores, académicos, pensadores y políticos durante por lo menos cuatro décadas.      Por un necesario foco en “el problema” me voy a ahorrar cualquier mención a todo lo positivo que tenemos – que es mucho – para centrarnos en lo que, en opinión de muchos es “la realidad y el problema de Venezuela”.
1) Somos una economía petrolera, una economía rentista.
2) No hemos sido capaces de construir instituciones fuertes.
3) Quizás como resultado de lo anterior, nuestro sistema educativo deja mucho que desear para la gran mayoría de los venezolanos. Tenemos, quizás como causa raíz de muchos de nuestros males un serio problema de educación: educación ciudadana, educación política, educación para el trabajo productivo
4) Se evidencian en nuestro país, en proporciones alarmantes, un conjunto de conductas no asociadas con el progreso y la productividad. En esto, el Proyecto Pobreza de la Católica ha hecho contribuciones determinantes. Estas conductas no son exclusividad de los pobres, sino que permean a toda la sociedad.  Algunas no llevan juicio de valor en ellas, no son ni buenas ni malas. Otras por el contrario son verdaderos cánceres.
- Somos redistributivos y rentistas más que productivos
- Somos consumistas más que fanáticos de esa trinidad del capitalismo primigenio: trabajo, ahorro y frugalidad
- Somos impacientes y cortoplacistas más que pacientes y largoplacistas
- Somos individualistas más que comunitarios
- Somos fatalistas más que gente que considera que está en control de su destino
- Somos emprendedores más que gerentes
5) Los resultados colectivos de este – llamémoslo – sistema, se han hecho más evidentes en esta última década pero están con nosotros desde los años 80:
- Volatilidad macroeconómica
- Falta de crecimiento económico sostenido, inflación, desempleo o empleo improductivo
- Desinversión
- Desigualdad y pobreza
- Graves problemas no resueltos
- Dependencia creciente de petróleo
- Una esperanza: una capacidad de rebote producto de la riqueza petrolera y la capacidad emprendedora y de echar pa’lante del venezolano.
      Esta radiografía de país no es nada distinta para un número importante de países a nivel mundial. Tienen en común esos países la dependencia de un recurso natural. Padecen estos países de algo que ha sido llamado “la maldición de los recursos naturales”. Son países que en el último cuarto del siglo veinte, a pesar de haber sido benditos por la providencia con riquezas naturales inimaginables, crecieron menos rápido su riqueza per cápita que países pobres en recursos naturales.
¿Se puede vivir en un país así? ¿Se puede vivir bien en un país así? Claro que sí. 
     Generaciones anteriores han logrado hacer dinero en Venezuela – les fue bien –, compañeros o conocidos de ustedes han hecho y harán dinero en esta Venezuela… algunos de ustedes ya han hecho o harán mucho dinero en esta Venezuela o la que venga. ¿Pueden algunos pocos vivir bien en un país así? Absolutamente.
      Pero esa no es la pregunta. Si la pregunta es: ¿puede un número mayoritario de venezolanos ser feliz y próspero en un país así?, la respuesta cambia. La evidencia histórica de los últimos 50 años es contundente. La evidencia de la mayoría de los países que padecen la maldición de los recursos naturales es lapidaria. La respuesta es un contundente no.
     De manera, queridos graduandos, que el dilema que vivir en esta sociedad presenta – para gente como ustedes que ha tenido acceso a la mejor educación, gente dotada, gente con oportunidades – es:
1) ¿Apunto a seguir siendo o a lograr incluirme entre aquellos pocos que pueden vivir bien en un país así y me hago la vista gorda con esa gran mayoría que no?
ó
2) Me ocupo, actúo, contribuyo para que esta sociedad no sólo me permita a mí sino también a un número mayoritario de venezolanos alcanzar la felicidad y la prosperidad
Pero ¿cómo ocuparse? ¿Cómo actuar? Luis Ugalde nos dice en uno de sus artículos que debemos pasar del diagnóstico a la acción.  Pero ¿cómo? ¿Cómo aprovechar la actual crisis para pasar del diagnóstico a la acción? ¿Qué nos ha estado faltando?
    Regresemos a Enron y las reflexiones que levantó en el mundo empresarial. O las reflexiones que ha levantado la crisis financiera mundial de los últimos dos años. Yo propongo, que lo que nos está faltando en grande en Venezuela es liderazgo auténtico, liderazgo personal, liderazgo de cada uno de nosotros, de cada uno de ustedes. Un liderazgo responsable, como dice el lema de nuestra escuela.
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     Tenemos generalmente una visión romántica y grandiosa del liderazgo. De acuerdo a esta visión, el liderazgo es de pocos. De acuerdo a esta visión, el liderazgo es protagónico.
Quizás por esta visión del liderazgo – grandioso, de pocos, protagónico, mesiánico, caudillista – es que parimos caudillos en el siglo 19 en Venezuela, los parimos en el 20 y los seguimos pariendo en el 21. Pero sobretodo, por esa visión del liderazgo, nos encontramos desde hace años en Venezuela oyendo y diciendo: no ha surgido un verdadero líder, no tenemos líderes. Y el infaltable “es que los políticos no sirven”.
¿Pero qué es, de verdad, liderazgo?  La definición de librito, la de escuela de administración:
- Liderazgo es trazar el rumbo, una visión y unas estrategias de cómo llegar allí
- Liderazgo es alinear la gente cuya cooperación se requiere
- Liderazgo es motivar e inspirar, infundir vigor
- Como resultado de lo anterior,  liderazgo es – por sobre todo – hacer que las cosas pasen, producir cambios, muchas veces dramáticos… a veces no.
Lo que nos hace falta es liderazgo.  Liderazgo auténtico, liderazgo personal.
     Pertenece el Padre Ugalde a una organización que por 470 años ha dejado honda huella, dentro de la Iglesia Católica y el mundo, por su capacidad de liderazgo. Viajeros, innovadores, educadores… amados por unos, odiados y perseguidos por otros, controversiales… expulsados de un país tras otro, los jesuitas han sido líderes y han hecho de la formación de líderes parte central de su misión.
Es el Padre Ugalde un ejemplo de ese particular estilo de liderazgo de los jesuitas. Un estilo del cual incluso se han escrito libros en tiempos recientes. Uno de ellos, “El Liderazgo al Estilo de los Jesuitas” o por su título en ingles “Liderazgo Heroico”, fue escrito por Chris Lowney, un ex ejecutivo de J.P.Morgan que pasó 17 años en esa firma bancaria.
    Y quizás, en algunos aspectos de ese estilo de liderazgo, está la respuesta a ese reto de pasar del diagnóstico a la acción.
    Hay cuatro aspectos de ese estilo de liderazgo que parecen particularmente pertinentes para este cuarto de hora. Son aspectos que lejos de ser del dominio de los jesuitas, corresponden a una visión moderna del liderazgo. Son aspectos que predicamos y enseñamos en estas aulas del IESA. En la visión jesuita del liderazgo:
1. Todos somos líderes/tenemos oportunidades de liderazgo. En el trabajo, en la vida diaria.
2. El primer paso para ser líder no es ser líder de una gran masa, sino es ser el líder de uno mismo, saber dirigirse a uno mismo.
3. Para el ejercicio del liderazgo es fundamental el conocimiento de uno mismo, conocimiento de su entorno, de sus debilidades.
4. El liderazgo debe tener siempre aspiraciones heroicas, para fortalecerse a uno mismo y fortalecer a otros.
      Esta es una tierra sedienta de líderes, y no va a echar para adelante si los miles y millones llamados a ejercer ese liderazgo nos la pasamos buscando a esos líderes en otros. No va a echar para adelante si esta promoción de graduados del IESA no asume su rol de líderes.
No va a echar para adelante hasta que gente como nosotros se vea un día en la mañana en el espejo y diga: soy yo, es un liderazgo personal y tengo que comenzar por mí mismo, por mi entorno más cercano. Con un liderazgo personal, un liderazgo auténtico.
Oportunidades para ejercer ese liderazgo encontrarán muchas.
     Algunos de ustedes se sumarán o serán los estrategas, los hacedores de políticas públicas, los factores de cambio que buscarán desde la política o desde los cuadros técnicos – nuevamente – operar cambios estructurales en esta sociedad. Cambios que nos permitan aprovechar al petróleo sin castrar la capacidad productiva del resto de la sociedad.
Cambios que nos permitan tener una economía estable y productiva. Cambios que nos permitan generar muchos, muchos empleos productivos que saquen a millones de la pobreza.
Pero a la mayoría de ustedes les tocará ejercer un liderazgo más personal, más íntimo pero igualmente o más importante. Es el liderazgo de ir cambiando, gradualmente pero sin descanso, esas conductas que nos condenan al fracaso como sociedad, que nos condenan a la dependencia del petróleo y a la incapacidad de generar riqueza. Comenzando por nosotros pero con enorme foco en los que nos rodean. ¿Cuántos colectivos no tocarán ustedes en el transcurso de su vida profesional? ¿Cuántos colegas? ¿Cuántos trabajadores? ¿Cuántas personas bajo su responsabilidad?
¿Qué tal si hacemos una gran cruzada nacional? Una cruzada por la producción, por el ahorro, por lo comunitario, por el emprendimiento y la buena gerencia. Una gran cruzada de educación. Una gran cruzada para acompañar a las políticas públicas que vengan, y los incentivos que de ellas se derivan, con un cambio de “chip” en nuestras mentes y en las de millones de venezolanos.
     Una cruzada que trace un rumbo distinto y que alinee a la gente – que nos alinee a nosotros – y que motive e infunda vigor para que pasen cosas. Las cosas que soñamos, las cosas que tantos otros han soñado antes de nosotros. Las cosas que hagan próspero a este país y logren – de verdad – la suprema felicidad de la mayoría de sus habitantes.
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     La crisis venezolana está llamando a cada uno de nosotros a ejercer un liderazgo auténtico, un liderazgo responsable, un liderazgo personal. Vinieron ustedes al IESA a aprender de las organizaciones y de su gente, de finanzas y de mercadeo y de operaciones y de estrategia. Pero vinieron, por sobretodo – no sé si lo sabían – a buscar ese líder en ustedes, ese muy personal y auténtico líder en ustedes. Ojala lo hayan encontrado, ojala lo encuentren.
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     Una nueva clase de graduados del IESA. Antes ya nos hemos puesto al servicio del país, antes ya hemos sabido apartar la agenda individual y abrir espacio para lo público para lo comunitario, para lo de todos. Lo haremos de nuevo, de la mano del resto de la academia venezolana, de la mano del resto de los egresados de nuestras excelentes universidades.
Los invitamos a ustedes, graduandos de 2010, a acompañar a esta su casa de estudios y al resto de la academia venezolana, a ejercer ese liderazgo al que esta hora llama.
Hoy celebramos el logro de 75 estudiantes que hoy reciben su título de Maestría en Administración. Estudiantes que han podido hacer el acto heroico de trabajar y estudiar al mismo tiempo, o apartar el trabajo por un año para dedicarse a tiempo completo a los estudios. Los felicitamos. Ahora proseguiremos con el acto y con la celebración. Pero antes, robo a todos ustedes unos segundos para dar un reconocimiento y un profundo agradecimiento.
La comunidad IESA, estos estudiantes que hoy se gradúan y los que siguen con nosotros, sus familias. Nuestro Consejo Directivo, nuestros trabajadores – y por sobretodo, el claustro de profesores del IESA – se unen a mí en agradecer a un gran venezolano venido de tierras hermanas
Se unen a mí en agradecer más de 50 años dedicados a esta tierra y 20 al frente de una de las más altas casas de estudio de este país
Se unen a mí en agradecer en el Padre Luis Ugalde a un gran educador y a un gran líder. Un líder personalísimo y auténtico.

Les pido se unan a mí en dar el más fuerte aplauso al Padre Luis Ugalde

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