LOS VENEZOLANOS SON DESORDENADOS. Juan Veroes
Esta es una frase
que muchas veces es expresada por personas que despectivamente hablan del
venezolano como un ser al que no le gusta el orden, es flojo y negligente. Esta
visión negativa es producto de la comparación que se hace con pueblos dizque más
desarrollados. Este desprecio hacia nuestra gente tiene su origen en la
colonia, en la cual se fraguo la idea de que quien no fuera mantuano era
tratado como un ser despreciable de poco valor al cual se le podían endilgar todos
los defectos adquiridos por la especie humana.
El desprecio hacia
los que se encuentran "más abajo" dentro de la escala social ha sido
una constante en la historia social de nuestro país. Los blancos criollos
despreciaban a los pardos y estos a los indios y, a los mulatos; los mulatos despreciaban
a los negros y así sucesivamente. Este desprecio se ha manifestado de muy
diversas formas y en la época moderna se han dirigido contra los sectores que
viven en las barriadas populares y contra los campesinos que hoy trabajan la
tierra. Marginales, delincuentes, drogadictos, herraje, gentes sucia. Son
algunos de los epítetos que se lanzan contra las personas que no viven en las
urbanizaciones de la clase rica o en los apartamentos de la clase media.
El problema
adquiere matices trágico-cómicos cuando constatamos que los que viven en la
pata del cerro consideran herraje a los que viven en la parte alta, y el
empleadito del banco con su corbatica y camisa blanca mira con desprecio al
hombre de overol o la secretaria mecanógrafa se considera más que la obrera de fábrica.
Todo esta manera de relacionarnos con resabios y prejuicios clasistas y
raciales han venido creando entre la población imágenes distorsionadas y
parciales sobre la imagen real del venezolano y es allí donde derivan las
opiniones de flojos, desordenados, indolentes, vivos, etc., que manejamos
cuando tratamos de definirnos como pueblo.
Sin querer ser
optimista a ultranza, creo que por lo general a nuestro pueblo lo adornan una
serie de cualidades, que bien merecen ser destacadas. Conociendo las diversas
regiones del país y habiendo convivido con los habitantes de los estratos que
presentan mayor nivel de pobreza material, puedo afirmar que:
1. . Nuestra gente practica
permanentemente la generosidad como forma esencial de ser. No es mezquina, más
bien creo que es demasiado dadivosa y no tiene desarrollado el sentido de
acumulación.
2. Nuestra gente es solidaria con
sus iguales, en grado tal que sacrifican lo poco que poseen en ponerlo al
servicio de quien lo necesita.
3. Nuestra gente es rebelde ante
la injusticia. Tiene sentido de lo que es justo y lo que es correcto, manejan
un código propio respecto a las conveniencias que a veces no tiene nada que ver
con la lógica moralista de la clase dominante.
4. Nuestra gente es estricta en la
observación de las reglas o normas que ellos mismos se han forjado. En todo
momento tratan de transgredir todo orden que le sea impuesto desde arriba,
aunque aparentan estar de acuerdo. No me importa que tu norma sea buena o me
beneficie, no la acato porque yo no participe en su construcción.
5. Nuestra gente huele o percibe
cuando se le trata de manipular o cuando se acercan a ella con buenas
intenciones. Te escucha, te atiende y te trata con amabilidad, después analiza
la calidad de tu acercamiento y deciden.
6. Nuestra gente no sabe decir no,
a todo el mundo le dice que sí. Con eso se evita tener que dar explicaciones.
Después es seguro que ese si, si, como no, es simplemente un no categórico. Por
esta razón muchos Mesías, se han caído de un coco, cuando han creído que tienen
a nuestra gente en el puño de la mano.
7. Nuestra gente es inteligente.
Si asumimos que la inteligencia es la capacidad que tiene un ser vivo de
sobrevivir en el medio en que se encuentra. Con todos los factores en contra,
nuestra gente siempre se está riendo de sus carencias y soporta con estoicismo
tragedias que a cualquier miembro de las clases medias y altas llevarían al
suicidio o a la locura.
8. Nuestra gente es inmune al
odio. No sabe odiar a los que tienen esa condición, más bien sienten lastima de
ellos, porque cuidando de sus riquezas no pueden apreciar lo bello de la vida
natural. Dicen esos son unos pobres ricos.
9. Nuestra gente gusta del orden y
el progreso. Hacen grandes esfuerzos por mantener y conservar lo poco que
poseen y cuando uno de sus miembros no puede instruirse o ir al colegio sufren
por estas limitaciones.
10. Nuestra gente es profundamente
espiritual. Las creencias en un mundo celestial donde reinará la justicia, la
igualdad y la fraternidad, después de la muerte, los mantiene con una alta
moral, que de alguna forma los insensibiliza para construirlo aquí en la
tierra.
11. Nuestra gente siente un
profundo respeto por la propiedad ajena. No habría explicación que ante el
exhibicionismo ostentoso, que hace la clase privilegiada, de los bienes que
posee y del confort que disfruta, no se produzcan asaltos masivos ante tal
provocación.
12. Nuestra gente es trabajadora y
con una extraordinaria habilidad para aprender cosas que le son útiles. Quien
dude de esto que se levante a las 4:00 a.m. y vaya al mercado de Mérida o
visite una hacienda, o vea una madre soltera que tiene que despachar al colegio
a sus pequeñas y luego ir a trabajar 8 o 10 horas.
No hago apología de
características negativas, porque de ello se encargaran de hacerlo, los que
viven del sudor de nuestra gente y que nunca agradecerán que lo que han
acumulado a ellos se lo deben.
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